La realidad fiscal de los INFLUENCERS en México. Y si, si que debes pagar impuestos.
La Realidad Fiscal de los Influencers en México.
Y si, si que debes pagar impuestos.
La economía digital ha transformado la forma en que consumimos contenido y, con ello, ha nacido una nueva profesión: el «influencer» o creador de contenido. Sin embargo, lo que para muchos empieza como un pasatiempo en plataformas como TikTok, Instagram o YouTube, rápidamente puede convertirse en una fuente de ingresos considerable.
Esto plantea una pregunta crucial: ¿cómo ve el Servicio de Administración Tributaria (SAT) esta actividad? La respuesta es clara: es una actividad económica sujeta a impuestos.
¿De dónde provienen los ingresos de un creador de contenido?
Para entender sus obligaciones, primero hay que identificar las fuentes de ingreso. Un creador de contenido no solo gana dinero por su popularidad; sus ingresos provienen de actividades comerciales concretas, y todas ellas son fiscalizables:
- Colaboraciones con marcas: Pagos directos (patrocinios) por publicar contenido promocionando un producto o servicio.
- Monetización de plataformas: Ingresos generados por los anuncios que plataformas como YouTube o Facebook insertan en sus videos.
- Marketing de afiliados: Comisiones que reciben por las ventas generadas a través de enlaces personalizados que comparten con su audiencia.
- Venta de productos propios (Merch): Ingresos por la venta de mercancía, cursos, talleres o servicios de consultoría.
- Ingresos en especie: Esto es crucial. Si una marca paga un viaje, regala productos de alto valor o cede un vehículo a cambio de promoción, eso también se considera un ingreso y debe valorarse económicamente y declararse.
Sobre la mayoría de estas actividades aplican los dos impuestos federales principales: el Impuesto sobre la Renta (ISR), que grava la ganancia, y el Impuesto al Valor Agregado (IVA), que se traslada al cliente (la marca).
El camino a la formalidad: Obligaciones ante el SAT
Como cualquier profesional independiente o empresario en México, los influencers deben formalizar su actividad ante el SAT. Esto implica un proceso claro para operar dentro de la legalidad:
- Inscripción en el RFC: Darse de alta en el Registro Federal de Contribuyentes bajo un régimen fiscal adecuado.
- Emisión de CFDI (Facturas): Están obligados a expedir facturas electrónicas por todos los ingresos que reciben, ya sea de marcas mexicanas, de plataformas internacionales o por ventas propias.
- Presentación de Declaraciones: Deben realizar declaraciones periódicas (generalmente mensuales) para reportar sus ingresos, gastos (deducciones) y pagar los impuestos (ISR e IVA) que correspondan. También deben presentar una declaración anual.
¿En qué régimen fiscal debe tributar un influencer?
El SAT no tiene un «régimen especial para influencers». El creador debe elegir el que mejor se adapte a su nivel de ingresos y tipo de actividad. Actualmente, los más comunes son:
- Régimen Simplificado de Confianza (RESICO): Es una opción popular para muchos creadores de contenido, siempre que sus ingresos anuales no superen los 3.5 millones de pesos y cumplan otros requisitos (como no ser socios de empresas). Ofrece tasas de ISR muy bajas (del 1% al 2.5%) calculadas directamente sobre los ingresos facturados y cobrados, pero no permite aplicar deducciones personales o de gastos.
- Régimen de Actividades Empresariales y Profesionales (RAEP): Es el régimen tradicional para quienes prestan servicios profesionales o realizan actividades comerciales. Aplica si no se cumplen los requisitos de RESICO o si el influencer prefiere aplicar deducciones (gastos de equipo, internet, software, viajes de trabajo, etc.). Aquí, el ISR se calcula sobre la utilidad (ingresos menos gastos) y las tasas son progresivas, pudiendo llegar hasta el 35%.
¿Qué pasa si un influencer decide no pagar impuestos?
Ignorar las responsabilidades fiscales es una apuesta arriesgada. El SAT tiene herramientas cada vez más sofisticadas para rastrear ingresos digitales, depósitos bancarios y discrepancias entre lo gastado y lo declarado.
Las consecuencias del incumplimiento pueden ser serias y van más allá de una simple multa:
- Multas, recargos y actualizaciones por los impuestos no pagados.
- Auditorías y revisiones que pueden abarcar varios años fiscales.
- Restricción o cancelación de Sellos Digitales (CSD), lo que impide al influencer emitir facturas y, en la práctica, paraliza su capacidad de cobrar a las marcas.
- Congelamiento de cuentas bancarias.
- En casos graves de discrepancia fiscal, puede derivar en acusaciones de evasión fiscal.
Consideraciones Adicionales y la Profesionalización
La vida fiscal de un creador de contenido puede tener complejidades. Por ejemplo, muchos reciben pagos del extranjero (YouTube suele pagar desde Irlanda; TikTok desde Singapur). En estos casos, se debe analizar la retención de impuestos en el extranjero y la aplicación de tratados internacionales para evitar la doble tributación.
En conclusión, la era de ver la creación de contenido como un simple «hobby» ha terminado. En México, ser influencer es una actividad empresarial que exige responsabilidad fiscal. La clave para el éxito a largo plazo no es solo el número de seguidores, sino la profesionalización de la actividad. Buscar asesoría contable y fiscal especializada en economía digital es fundamental para asegurar el cumplimiento, optimizar la carga tributaria y evitar problemas futuros con la autoridad.












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