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Cuando una Pyme crece… pero no se da cuenta

En México, las pequeñas y medianas empresas son el cimiento cotidiano de la economía. Representan casi la totalidad de las unidades productivas, generan gran parte del empleo formal y sostienen buena parte del dinamismo local. Sin embargo, muchas viven una paradoja: avanzan en tamaño, ventas y operaciones, pero conservan una estructura interna demasiado pequeña para el cuerpo empresarial que ya tienen. Es un crecimiento que ocurre por fuera, no por dentro.

Ese desfase no solo es un asunto administrativo; afecta su capacidad de financiarse, de tomar decisiones estratégicas y, en casos más severos, de sobrevivir al paso del tiempo.

El crecimiento que nadie anuncia

La historia suele comenzar igual: un negocio familiar que arranca con pocos recursos y un control muy cercano sobre cada operación. A lo largo de los años se abren nuevas líneas de producto, aumentan los clientes, se contrata más personal… y sin embargo, los procesos siguen siendo los mismos de cuando todo cabía en una libreta o en una hoja de cálculo improvisada.

Lo que cambia es el volumen; lo que no cambia es la forma de gestionarlo.

Ese desajuste provoca síntomas que se vuelven visibles cuando ya es casi demasiado tarde: desorden financiero, retrasos en pagos, pérdida de control, conflictos internos o decisiones tomadas sin información clara.

Financiamiento: la escala importa

Muchas Pymes en expansión continúan manejando su liquidez con instrumentos diseñados para empresas mucho más pequeñas. Usan tarjetas empresariales como fuente de capital o créditos personales como combustible de operaciones cada vez más complejas.

Lo que les impide acceder a financiamiento más robusto no es la falta de tamaño, sino la falta de formalidad. Sin estados financieros claros, sin auditorías periódicas y sin una contabilidad estructurada, resulta complicado demostrar solvencia ante instituciones que podrían ofrecerles créditos de largo plazo, factoraje especializado o esquemas de financiamiento corporativo.

En otras palabras: el crecimiento se detiene no por falta de demanda, sino por falta de estructura financiera.

Tesorería: la columna vertebral oculta

Cuando una empresa pequeña gestiona pocos pagos y cobros, la intuición puede ser suficiente. Pero cuando crece y maneja varios bancos, proveedores diversos y clientes corporativos, improvisar deja de ser opción. La tesorería se convierte en la pieza central que evita fugas, errores costosos y decisiones basadas en estimaciones vagas.

Una Pyme en proceso de maduración necesita planear su liquidez con calendario preciso, analizar flujos futuros y tomar decisiones informadas sobre cuándo invertir, cuándo pagar y cuándo negociar mejores condiciones.

Gestionar el efectivo no es solo registrar entradas y salidas: es anticipar el futuro.

Gobernanza: profesionalizar sin perder esencia

A cierta escala, depender únicamente del fundador —o de la familia del fundador— se vuelve un obstáculo natural. No porque falte capacidad, sino porque la complejidad rebasa a cualquier persona aislada.

Dar paso a un modelo de gobierno corporativo —con consejeros externos, roles definidos y reglas claras— no significa perder control, sino garantizar que la empresa pueda evolucionar más allá del talento que la creó.

Es un proceso emocionalmente complejo, pero estratégicamente indispensable.

Sucesión: asegurar la continuidad

Hablar de sucesión sigue siendo un tabú en muchas Pymes mexicanas. Se percibe como un tema lejano o incómodo. Sin embargo, la falta de un plan claro está directamente vinculada con la estadística que se repite una y otra vez: solo una minoría de empresas familiares logra mantenerse viva más allá de una generación.

Planear la transición del liderazgo, documentar procesos, formar equipos y delegar gradualmente no es un acto de despedida, sino de visión. Las empresas que trascienden no confían en el azar; construyen su permanencia.

El verdadero reto: reconocer el momento

La pregunta no es si una Pyme quiere crecer. La pregunta es si está dispuesta a asumir que ya creció y que su forma de operar debe evolucionar en consecuencia.

El desafío es cultural: aceptar que la intuición que funcionó al inicio ahora debe convivir con datos, procesos y estructuras. Que el liderazgo debe compartirse. Que la profesionalización no apaga el espíritu emprendedor; lo convierte en algo sostenible.

Una empresa que crece sin institucionalizarse vive una contradicción permanente. Una empresa que reconoce su nueva escala puede convertirse en un actor sólido, competitivo y preparado para el futuro.

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Gobierno corporativo: Motor de resiliencia y confianza en tiempos turbulentos

Los últimos años nos han recordado que la disrupción puede llegar desde todos los frentes: una pandemia global, cadenas de suministro fracturadas, tensiones geopolíticas, avances vertiginosos en IA o la presión social para adoptar criterios ESG. En este entorno volátil, el gobierno corporativo (GC) dejó de ser “buena práctica” para convertirse en requisito de supervivencia.


1. De la teoría a la práctica: ¿qué es hoy el gobierno corporativo?

Más que un conjunto de reglas, el GC es un sistema: distribuye derechos y responsabilidades entre propietarios, consejo, alta dirección y demás partes interesadas; además, define los procesos para tomar decisiones, vigilar riesgos y rendir cuentas. En 2025 la definición incorpora tres ingredientes que hace una década apenas se mencionaban:

  • Propósito corporativo y sostenibilidad como brújula estratégica.

  • Transparencia digital en tiempo real (informes interactivos, datos ESG en blockchain).

  • Ciberresiliencia y ética algorítmica como nuevos deberes fiduciarios.


2. Relaciones y canales de comunicación: el pegamento del sistema

Un buen diseño fracasa sin diálogo fluido. Hoy destacan:

  • Portales de consejeros con analítica de datos para tomar decisiones informadas.

  • Espacios de investor engagement que van más allá de la asamblea anual.

  • Líneas de denuncia anónima gestionadas por terceros imparciales.

  • Reportes integrados que combinan desempeño financiero, social y ambiental en un solo documento interactivo.


3. La evolución normativa: el nuevo Código de Principios y Mejores Prácticas de Gobierno Corporativo 2025

En febrero-marzo de 2025 se publicó la versión más reciente del Código del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). Entre las novedades: cce.org.mx  Deloitte United States

  • Obligatoriedad de planes de sucesión y evaluaciones externas del consejo cada tres años.

  • Metas de diversidad de género (al menos 30 % de consejeras independientes).

  • Integración de riesgos climáticos y de ciberseguridad en la agenda del comité de auditoría.

  • Reglas claras para el uso de inteligencia artificial en la gestión corporativa y en la información al mercado.

Aunque su adopción sigue siendo voluntaria, la realidad es que inversionistas y bancos comienzan a premiar a las empresas alineadas con este estándar.


4. Pilares de un sistema sólido

  1. Transparencia: revelar información oportuna, veraz y comparable.

  2. Rendición de cuentas (accountability): responsabilidad personal de consejeros y directivos.

  3. Equidad (fairness) entre todos los accionistas, incluidos los minoritarios.

  4. Responsabilidad (responsibility) hacia empleados, comunidades y el medio ambiente.

Estos cuatro principios, tomados de la OCDE/G-20 y reflejados en el Código mexicano, siguen siendo la brújula.


5. Mecanismos clave que marcan la diferencia

Mecanismo Por qué importa en 2025
Consejo de Administración independiente Mejora la supervisión y reduce conflictos de interés.
Comité de Auditoría robusto Integra riesgos ESG y ciberseguridad en la matriz de control.
Evaluación anual del Consejo Detecta brechas de habilidades (p. ej., IA, clima).
Política de compensación transparente Vincula bonos a métricas financieras y de sostenibilidad.
Controles internos y whistleblowing Fomenta cultura de cumplimiento y ética.

6. Los participantes del gobierno corporativo

  • Accionistas: ejercen derechos políticos y económicos, eligen consejeros.

  • Consejo de Administración: estrategia y control; incluye consejeros independientes y comités especializados.

  • Alta Dirección: ejecuta la estrategia y reporta al consejo.

  • Auditoría interna y externa: verifica la confiabilidad de la información.

  • Terceros de confianza: asesores ESG, calificadoras, proxy advisors.

  • Regulador y bolsas de valores: en México, la CNBV y la BMV supervisan el cumplimiento normativo y la divulgación al mercado. Comisión Nacional Bancaria y de Valores


7. Marco legal y rol del regulador

La Ley del Mercado de Valores y disposiciones de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) fijan las bases para sociedades anónimas bursátiles: obligación de comités, revelación trimestral, lineamientos de control interno y protección a inversionistas. Al adoptar el Código de Mejores Prácticas, las empresas van un paso adelante, mostrando al regulador y al mercado que están listas para competir globalmente.


Conclusión: gobernar para perdurar

El gobierno corporativo ya no es un check list, sino la plataforma que permite a las organizaciones ser rentables, éticas y sostenibles al mismo tiempo. Quienes interioricen sus principios —y los actualicen ante los nuevos riesgos— no solo resistirán la incertidumbre, sino que inspirarán confianza y atraerán capital en los próximos años.

Reflexión final: ¿Tu empresa evalúa periódicamente la eficacia de su consejo y de sus controles? Si la respuesta no es un “sí” convincente, 2025 es el momento de replantear la arquitectura de gobierno y construir resiliencia para la próxima disrupción.