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El Liquidador y su Potencial Carácter de ser Beneficiario Controlador: Un Análisis Fiscal y Corporativo

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El Liquidador y su Potencial Carácter de ser Beneficiario Controlador:

Un Análisis Fiscal y Corporativo


Introducción

En el complejo ecosistema fiscal y de cumplimiento normativo en México, la identificación del Beneficiario Controlador (BC) se ha convertido en una de las obligaciones de mayor relevancia y escrutinio para las personas morales. Impulsada por las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) y materializada en el Código Fiscal de la Federación (CFF), esta obligación busca transparentar quiénes son las personas físicas que, en última instancia, se benefician o ejercen el control sobre las entidades jurídicas.

Una figura que genera particular interés y duda es la del liquidador. Cuando una sociedad entra en etapa de disolución, el liquidador asume la administración y representación total de la misma. Ostenta un poder inmenso sobre los activos y el destino de la empresa. La pregunta es ineludible: ¿Este poder convierte al liquidador en un Beneficiario Controlador? El presente artículo analiza, desde una perspectiva técnica, los supuestos y matices de esta cuestión.

El Marco Normativo del Beneficiario Controlador

Para empezar, es fundamental recordar la definición de Beneficiario Controlador según el artículo 32-B Ter del CFF. Se considera como tal a la persona física o grupo de personas físicas que:

  1. Por beneficio: Obtiene el beneficio derivado de su participación en una persona moral, fideicomiso o cualquier otra figura jurídica.
  2. Por control: Ejerce, en última instancia, los derechos de uso, goce, disfrute, aprovechamiento o disposición de un bien o servicio o en cuyo nombre se realiza una transacción.
  3. De manera directa o indirecta, ejerce el control de la persona moral. La ley presume que existe tal control cuando una persona física tiene la capacidad de:
    • Imponer, directa o indirectamente, decisiones en las asambleas generales de accionistas, socios u órganos equivalentes.
    • Nombrar o destituir a la mayoría de los consejeros, administradores o sus equivalentes.
    • Mantener la titularidad de derechos que permitan ejercer el voto respecto de más del 15% del capital social.
    • Dirigir, directa o indirectamente, la administración, la estrategia o las principales políticas.

Finalmente, la Regla 2.8.1.22. de la Resolución Miscelánea Fiscal vigente establece un criterio subsidiario: cuando no se pueda identificar a un Beneficiario Controlador bajo los criterios anteriores, se considerará como tal al administrador único o, en su caso, a cada miembro del consejo de administración.

La Figura y Facultades del Liquidador

La Ley General de Sociedades Mercantiles (LGSM) estipula que, una vez disuelta una sociedad, esta entrará en un periodo de liquidación. Durante este proceso, el órgano de administración es reemplazado por uno o más liquidadores, quienes actúan como representantes legales de la sociedad en liquidación.

Según el artículo 242 de la LGSM, las facultades del liquidador son amplísimas, entre ellas:

  • Concluir las operaciones sociales que hubieren quedado pendientes.
  • Cobrar lo que se deba a la sociedad y pagar lo que ella deba.
  • Vender los bienes de la sociedad.
  • Practicar el balance final de liquidación.
  • Distribuir el haber social (el remanente) entre los socios.

Es evidente que el liquidador ejerce un control absoluto y directo sobre la administración, la estrategia y las políticas de la persona moral durante esta fase. Dirige la venta de activos y gestiona el flujo de la entidad.

Análisis de la Convergencia: ¿Es el Liquidador un Beneficiario Controlador?

La respuesta no es un “sí” o “no” absoluto; depende de un análisis de fondo sobre la naturaleza de su control.

Supuesto General: El Liquidador como Agente Fiduciario

En un estricto sentido y en la mayoría de los casos, el liquidador no debería ser considerado el Beneficiario Controlador. La razón fundamental es que, si bien ejerce el control, no lo hace en su propio beneficio, sino como un agente fiduciario por cuenta y en beneficio de los accionistas o socios.

El control que ostenta es un mandato conferido por la asamblea de socios. Su objetivo no es obtener un beneficio económico personal derivado de la estructura (más allá de sus honorarios), sino realizar ordenadamente el patrimonio de la empresa para saldar deudas y distribuir el remanente entre los verdaderos beneficiarios económicos: los accionistas. En este escenario, los accionistas que recibirán el haber social siguen siendo los Beneficiarios Controladores por la vía del “beneficio”.

Casos de Excepción: Cuando el Liquidador SÍ es Beneficiario Controlador

Existen situaciones específicas donde el liquidador sí calificaría como Beneficiario Controlador:

  1. El Liquidador es también Accionista Controlador: Si la persona física designada como liquidador ya era, previo a la disolución, un Beneficiario Controlador por tener una participación accionaria relevante (ej. más del 15%) y la capacidad de imponer decisiones, su nombramiento como liquidador simplemente consolida su estatus de BC. Aquí, la persona física une el control de jure (acciones) con el control de facto (administración de la liquidación).

  2. Aplicación del Criterio Subsidiario (Administrador Único): Este es el escenario más común y relevante. Como se mencionó, la regla miscelánea establece que si no se identifica a un BC por beneficio o control directo/indirecto, se señalará al administrador único o al consejo de administración. Dado que el liquidador reemplaza y asume todas las funciones del órgano de administración, es perfectamente defendible, y de hecho prudente, aplicarle esta regla subsidiaria. Durante la liquidación, él es de facto el administrador supremo de la entidad. Para efectos de la obligación fiscal, si no hay un accionista con control evidente, el liquidador es la persona física en la cúspide de la cadena de mando y, por tanto, debe ser identificado como BC bajo este criterio.

  3. Control de Facto por un Tercero: Podría existir un escenario donde el liquidador, aunque formalmente designado, actúa bajo las instrucciones directas de un tercero (ej. un acreedor principal, una sociedad matriz controladora) que no es accionista. En ese caso, ni los socios ni el liquidador serían el BC, sino aquella persona física detrás del tercero que realmente “mueve los hilos”.

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Implicaciones Prácticas y Recomendaciones

  • Documentar el Análisis: Al entrar en un proceso de liquidación, la sociedad debe realizar y documentar formalmente su análisis para identificar al Beneficiario Controlador. No puede simplemente asumir que las obligaciones cesan.
  • Identificación Primaria: El primer paso siempre debe ser analizar a los accionistas. Si existen personas físicas que, por su porcentaje accionario y derechos de voto, califican como BC, deben seguir siendo reportados como tales.
  • Aplicación Prudente del Criterio Subsidiario: Si la estructura de accionistas está muy pulverizada o no hay una persona física con control claro, la posición más conservadora y segura ante la autoridad fiscal (SAT) es identificar al liquidador (si es persona física) como Beneficiario Controlador, en aplicación supletoria de la regla del administrador único.
  • Actualizar la Información: La designación de un liquidador es un cambio en la estructura de control de la persona moral. Por lo tanto, la contabilidad y los registros de la empresa deben actualizarse para reflejar esta nueva realidad, conforme a lo dispuesto en el artículo 32-B Quinquies del CFF.
  • Evitar Sanciones: El incumplimiento de estas obligaciones puede acarrear multas significativas, que van desde los $865,560.00 hasta los $2,077,350.00 por cada Beneficiario Controlador no identificado o incorrectamente reportado, según los artículos 84-M y 84-N del CFF.

Conclusión

Si bien el liquidador actúa, por naturaleza, como un representante fiduciario de los socios, su rol de control total y absoluto durante la fase de liquidación lo coloca directamente en la mira de la normativa del Beneficiario Controlador. La regla general es que los beneficiarios últimos siguen siendo los accionistas. Sin embargo, por la aplicación del criterio subsidiario referente al administrador único, es altamente probable y fiscalmente prudente que el liquidador deba ser identificado y reportado como Beneficiario Controlador, especialmente en estructuras donde no exista un accionista con control preeminente.

Las empresas en proceso de liquidación deben abordar este tema con la máxima seriedad, realizando un análisis detallado y documentado para asegurar el cumplimiento y mitigar riesgos ante una eventual revisión por parte de la autoridad fiscal.


Este artículo tiene un carácter meramente informativo y no constituye una consulta fiscal o legal. Se recomienda encarecidamente que las empresas busquen asesoría profesional personalizada para su caso específico.
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